Mendoza, 30 de enero del 2009
Juegos Peligrosos (Parte I)
(Lic. Solano Mosquez, economista)
Por diversos motivos, mucho antes de empezar mi carrera como economista, dos fenómenos despertaban mi curiosidad, devaluaciones y endeudamiento. Hice mi tesis de grado, basado en este ultimo tema, he hice varios trabajos basados en la política y/o estrategia seguida por las devaluaciones. Ya como estudiante, y luego como profesional, se agregó otro tema, a mi interés, las instituciones.
¿Qué son las instituciones? Podríamos empezar diciendo que son reglas, reglas que por ejemplo nos dice que se puede, que no se puede, y sobre todo que no se debe. Cuando uno analiza la economía argentina, lo primero que se encuentra, es una economía cortoplacista. Las quejas no tardan en llegar, por ejemplo hace unos meses estuve en una reunión con el embajador Varsky, donde reiteradamente planteaba, como problema, que la gente pensaba en verde (no justamente por ser vegetarianos) y esto no pasaba por ejemplo en el Brasil. Otro problema que se plantea es la escasez de crédito a tasas razonables. Cuando analizamos la evolución de índices financieros, llegas a una conclusión, esta economía es una economía que se maneja de contado. ¿Por qué los argentinos tenemos esto?
Hace poco mas de un mes, representé a la empresa en una jornada de trabajo, cuando realice mí inscripción vía mail, me piden que deposite un dinero en una cuenta bancaria, yo manifesté que estaba fuera de la provincia y me es imposible hacerlo. Me dicen que haga una transferencia bancaria, a lo que respondo, que me es imposible, por la sencilla razón que no tengo cuenta bancaria, y le digo que voy a abonar en efectivo, el día de la charla. La secretaria me manifiesta que puedo pagar el día de la charla, pero que le era difícil de entender que un economista no tenga cuenta bancaria.
Mi respuesta fue, cuando era chico escuchaba putear a mi abuelo, descargaba su furia sobre un tal Rodríguez, que no sabía bien que había hecho, pero que según mi abuelo se había quedado con sus ahorros. Años después vi entrar a mi padre a la finca, donde vivíamos, estaba muy preocupado, era diciembre, teníamos que pagar la cosecha del ajo, la nueva siembra, teníamos que pagar los gastos de luz, atrasados. Tuvimos que vender, va vender, regalar, nuestras cosas para conseguir dinero y no terminar linchados públicamente. Cuando hablaba con mis amigos, hijos de contratistas, pequeños productores, su situación era similar, entonces me dije, porque tenemos que tener estos problemas, si hemos trabajado y hemos ahorrado, porque dejó, que un imbécil, se quede con mis ahorros. Entonces me juré, que nunca más un argentino me iba a robar, simplemente porque ya me han robado mucho. Tengo mi propio banco, hago un pozo en el suelo, meto los billetes en una bolsita plástica, y por carta orgánica estipulo el 100% de encaje, de esta manera me evito el problema de iliquidez, me resbala lo que pasa con las interbancarias, y soy totalmente solvente. Al menos por ahora no necesito prestamista de última instancia.
Así, se bastardea una institución, y ya no es, Cavallo, Menen, Duhalde, Néstor o Rodríguez, son y somos los argentinos. Porque soy un convencido que los gobiernos hacen lo que su pueblo deja que hagan. Hablemos de otra institución, la moneda, todavía no pinto canas, pero recuerdo haber visto unos pesos, después unos australes, después unos australes con un sello que decía cual era su valor y que no coincidía con el valor impreso. Después vi un peso, que en teoría, era igual a un dólar, después vi los pesos, pero ya no eran igual a un dólar.
¿Por qué pensamos en verde? Usted en los 90 tenía en sueldo de 1.000$, que en teoría eran 1.000u$. Llego Duhalde, generó una devaluación y el tipo de cambio llegó a 3$ por cada dólar. Con lo que su sueldo, fue de 333u$, como la mano de obra laboral es un factor productivo, pasamos a hacernos baratos. Veamos un ejemplo, a mi producir un bien me cuesta 1.000$ que son 1.000u$, si lo exporto, voy a percibir 1.000u$. En principio estaría indiferente, como la indiferencia no existe, es altamente probable que venda, sin incurrir en pérdidas, los motivos son varios, puede ser por ejemplo mantener un mercado, etc.
¿Qué sucede con la devaluación? La argentina es básicamente un país pequeño, con lo que no puede cambiar los precios internacionales, por lo cual en principio nos siguen ofreciendo los 1.000u$ por nuestro producto, pero el costo es de 333u$. La devaluación nos hace más baratos, nos hace competitivos, pero indefectiblemente, el precio es muy alto. Ya que se vuelve a bastardear una institución, como la moneda de un país. Con esta lógica, tenemos que decir que los que piensan en verde, no están equivocados (ah, el que apuesta al peso pierde). Simplemente porque los que confiaron en los pesos, fueron vilmente robados, otra vez, nos toca el papel de ladrones. Alguien me enseño esta regla, la primera vez, uno se sorprende, la segunda vez, uno se enfada, se molesta, la tercera vez, simplemente dice, nunca más y se dolariza.
Una pequeña paradoja, alguien nos robó 667u$, y nadie dijo nada. Sin embargo cuando un ministro quiso reducir el sueldo en 100$, según él, para equilibrar las cuentas. Eran, 100 miserables y roñosos pesos, el pueblo se lo llevó puesto. No vamos a entrar a discutir, si estaba o no en lo correcto. La moraleja, parece ser, trabaja duro, llega al poder y roba a lo grande, porque en este país no se respeta a los ladrones pequeños y miserables. Después nos quejamos, tener una restricción así, también cansa.
En ese 2.001 y 2.002 pasaron tantas cosas interesantes, la declaración de default, que fenómeno este, no me voy a explayar, solo voy a decir que es esa política, por la cual yo no pago, porque soy argento. Pudo haber sido una solución en ese momento, pero indefectiblemente el costo también fue elevado, los costos no son elevados, por no poder pagar, son elevados por no haber planteado las cosas como corresponde. Lo más importante de esto, es que nos pasamos nuestras obligaciones, nuestros contratos, por todas las partes innombrables, y eso nos hace acreedores, nuevamente al titulo de ladrones. Yo diría que fue el doctorado, ya que fue un robo a nivel internacional, mejor dejémoslo en Master, así nos queda algo para superarnos en el futuro.
Vayamos a nuestra coyuntura, indiscutiblemente estamos entrando en recesión, a eso se suma una crisis a nivel internacional, a esto se suma que es un año electoral. A esto hay que sumarle una sequía que parece ser histórica, y a esto hay que sumarle la idiosincrasia, propia de los ganadores, recordemos que el campo viene de ganar una batallita, con lo que no va hacer un hueso blando a la hora de negociar, no se van a conformar con diferir el impuesto a las ganancias. A esto hay que sumarle que las vacaciones están llegando a su fin, que no va a ser fácil cambiar el auto, para colmo todavía el mundial esta lejos y el Dakar ya se fue.
Analicemos un poco el poder de fuego. Somos empresarios, sabemos que cuando hay problemas con la cadena de pagos, hay que ganar tiempo con los proveedores, hay que estar previendo un colchón financiero, hay que mantener posiciones de liquidez, hay que estar pensando en quienes podrían prestarnos dinero en el corto plazo, por si surgen imponderables. Bueno vayamos a lo fácil, este problema el gobierno actual no lo tiene, se ha peleado con todo el mundo, le ha robado al mundo entero (todavía nos esperan en Francia), somos caraduras, encaradores, pero creo que no nos van a prestar ni un solo dólar, por más actitud que le pongamos. La argentina no tiene crédito, esa es la premisa con la que hay que trabajar.
Política fiscal me dirían algunos profesores, básicamente gasto público por un lado e inversión pública por el otro. Desde la recaudación, muy complicado, no solo los precios no son los del pasado, sino que hay menos producción para exportar (millonarias perdidas por la sequía). Por otro lado, estamos entrando en recesión, no creo que un impuestazo sea razonable (es más, me parece totalmente suicida), aunque ya estamos viendo un tarifazo, que era inevitable, aunque hay que tener muchas ganas para esquivarlo en el momento donde todos estaban bien y aplicarlo justo en recesión. Conclusión, hay que ajustar el cinturón, sino aumenta la recaudación hay que bajar el gasto público o bajar la inversión pública.
El grueso del gasto público, es sueldo, al último que quiso bajarlo no le fue muy bien. Para colmo estamos entrando en recesión y tenemos inflación, que si bien ha disminuido la tasa, sigue siendo positiva y alta, comparada con los vecinos. Algún economista de biblioteca me diría, pero por el lado del gasto podemos reestructurarlo y sería una respuesta, le respondo rápidamente, estoy discutiendo alternativas, propuestas, no me interesa escuchar los sueños, que en principio no dejan de ser interesantes. Una reestructuración necesita ser seria, y no tenemos seriedad, y necesita de un tiempo, que tampoco tenemos. Sin olvidarnos de las elecciones. Conclusión, por aquí hay poca artillería para una guerra potencial.
Veamos la inversión pública, ya el sector privado se retiro de las inversiones. Nadie discute la recesión que se avecina, le veo muy poco futuro al matrimonio K si encima el estado se retira de la poca inversión que se está ejecutando. Sin ánimo de ser reiterativo, tengo que decir, elecciones, después de estos años compartidos, podemos decir, que conocemos a Néstor, y puedo afirmar que nada más lejos que hacer un papelón en octubre. Conclusión, el camino del gasto y de la inversión esta trazado, al menos hasta octubre. Somos Keynesianos, no por convicción sino por necesidad, sin olvidar que Keynes, era mucho mas que gasto e inversión pública.
Vamos a la política monetaria, bajar las tasa de interés en principio solo profundizaría la huida de capitales que ya se viene produciendo, tan convencidos estamos de la huida, que ahora se quieren meter a observar, que intimidades guardamos en las cajas de seguridad (hablando de bastardear las instituciones, aguante la propiedad privada). Aumentemos los billetes en el mercado, a fin de aumentar el consumo, creo que el consumo esta más frenado por expectativa, por precios, que por no contar con billetes, por lo que es altamente probable que esto tenga implicancia directa sobre los precios. Conclusión, no creo que sea una buena idea aumentar la oferta monetaria, al menos por ahora.
Así llegamos donde todos quieren llegar, bendita devaluación, tú entre todas las salvadoras. Si se piensa que produciendo un cambio en los precios como se produjo, en el 2.002 vamos a encontrar una salida, estamos muy equivocados. Sobre todo por el escenario interno como internacional. Ahora, si repasamos rápidamente las alternativas, la respuesta es simple, no hay alternativas, ni fáciles, ni baratas. Todas nos ponen al borde del precipicio, de hecho la misma devaluación nos pone al borde, ya que la pérdida de poder adquisitivo, va a repercutir directamente en el consumo y en los niveles de pobreza, moviéndose así, la restricción social de la economía. ¿Es lo mejor? no, pero no hay mucho para elegir y por como se mueven los billetes, parece que empezó la espera, aunque viene con agonía.
PD: no quiero ser grosero, ni cruel, pero a veces es difícil no serlo, e indefectiblemente no quiero hacer apología de nada. Nos han venido robando hace un buen tiempo (yo diría que desde el segundo mandato de Perón, en adelante), también podría decir que nos han venido violando reiteradamente. Pero este “no es el problema”, el problema pasa que hay voces de varios frentes que están reclamando una devaluación, a viva voz. Con lo que esto se transforma en una paradoja, parece ser, que la solución, para devolvernos el honor, a nosotros, las victimas, de este aberrante crimen como la violación. Dicha solución, pasa porque nuestro violador se transforme en un violador serial, de hecho como victimas, parece que lo estamos pidiendo a gritos. A los 5 años vi por primera vez un psicólogo, le dijo a mis padres “lo de él es normal, se le va a pasar con el tiempo”. A los 8 años volví haber un psicólogo, y este nos dijo “no se le va a pasar con el tiempo, la enfermedad de su hijo no tiene cura” desde entonces luchó por sobrevivir en un mundo donde se supone no podía vivir. Argentinos, ustedes no necesitan un economista, necesitan terapia. Perdón si fui duro, pero si miento hágamelo saber.
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