lunes, 7 de septiembre de 2009

Histericas

Mendoza, 7 de septiembre del 2.009


Histéricas

(Lic. Solano Mosquez, economista)


Cuando era estudiante, asistía a varias charlas de política, siempre se terminaba planteando, que el sector público es ineficiente. Con el objeto de solucionar este problema, junto con otros problemas, es que se decidió, la privatización de las empresas públicas. Sin embargo, a unos 15 años de las privatizaciones, en nuestra provincia, tuvimos que intervenir empresas como Obras Sanitarias S.A. Por otra parte, el estado nacional, repatrió algunas empresas privatizadas.
Cuando uno escucha, a diferentes empresarios, siempre se quejan de la ineficiencia del estado. Pero que ha hecho la empresa privada, para derramar el conocimiento y empujar al estado a una superación de estas limitaciones. Por los resultados, diríamos nada, o muy poco. Empecemos analizando los problemas, como consultores de empresas, partimos de un punto, ¿Cuál es la empresa y quién es el empresario? Esto tiene que estar por demás claro, especialmente, para lo que hace a la vida de una empresa. Generalmente, en las empresas familiares, esto no esta claro, lo que termina generando un conflicto, lo que en muchos casos termina con la muerte de la empresa.
A partir de esta división, es que tenemos 2 personas (2 jugadores). El empresario, con sus objetivos, con sus sueños, con sus principios. Por otro lado esta la empresa, con sus objetivos, con sueños, con sus principios, o como decimos nosotros, con su filosofía. Así están las cosas, particularmente, lo próximo que hacemos, para seguir adelante con el estudio, es deshacernos del empresario. Lo hacemos simple, decimos, el empresario es como yo, le gusta la plata como el dulce de leche, y a mi el dulce de leche me gusta mucho. Sino, hubiéramos estudiado filosofía y no economía. Muy en el fondo, este supuesto es muy fuerte, en el juego, porque la empresa es la creación del empresario, es decir, la empresa lleva dentro de si, el pecado original.
Aquí el juego se empieza a poner agresivo, a per que, simple, al empresario le gusta la plata, y es egoísta, y que alguien me demande por ello. Y con la empresa ¿qué? aquí se pone lindo, si recuerdo mis primeros días en la facultad, diría, la empresa persigue el lucro. Si recuerdo mis últimos días en la facultad, diría, no, la empresa persigue, satisfacer una necesidad, persigue ganarse los favores de la demanda. Necesita encontrarla, necesita descubrirla, necesita redescubrirla, necesita conquistarla, para ello necesita, conocerla, con lo que llegamos al punto central, conocimiento, esa es la llave, para crecer, y antes de eso para sobrevivir, y luego traspasar a los tiempos.
Entonces, ¿Por qué son un objetivo, las empresas públicas? Simple, relea el párrafo anterior, el empresario quiere plata, y la quiere ya, crea una empresa, y sabe que tiene que encontrar la demanda, redescubrirla, reinventarla, conquistarla, conocerla, mantenerla feliz y si juega a la histérica, nada le garantiza los resultados deseados. Es como la disyuntiva, entre la mujer de mi vida, la madre de mis hijos, y la victima de este fin de semana. Esta última, me garantiza resultados, en el corto plazo, me garantiza placer, aunque no necesariamente felicidad. Por eso las empresas públicas, son un objetivo, tienen una demanda cautiva, no necesito encontrarla, ya esta allí, no necesito inventarla, ni redescubrirla, ni mucho menos conquistarla, no puede huir. La tecnología que usan ya esta descubierta, acceden a millones de consumidores, en diferentes estratos sociales, con pequeños montos de dinero, pero con un flujo constante. Lo que implica una enorme liquidez, además, necesitan una estructura de capital elevada. Lo que hace que sea un motor interesante, si necesitamos apalancar un nuevo proyecto.
Joven argentino, si tienes 16, buscas a la madre de tus hijos, si tienes más 30, un titulo universitario, una cuenta en el banco, algunos EUROS, les puedo asegurar, que ya no buscan histéricas. Joven empresario, si tienes más de 30, un par de millones, tenemos que hacer negocios con el estado. Tiene algo que necesitamos, una demanda estable, en un mundo lleno de incertidumbre. Tiene algo que necesito, mantiene la liquidez, cuando la cadena de pagos amenaza con romperse. Tiene algo que me fascina, una estructura enorme, lo que me permite apalancarme.
Ahora hablemos del estado, del sector público. Valga también la diferencia, entre empresario y empresa. Sólo que en el sector público, aparece un jugador, un ser especial, un gran ajedrecista, capas de armar las jugadas más brillantes, el nunca bien ponderado, político. El estado, la empresa pública, tienen sus objetivos, y el político, también tiene sus objetivos, y no siempre, coinciden con los objetivos de una sociedad, de hecho no tiene porque serlo. Para la sociedad, la pobreza puede ser un problema, o como dicen algunos textos, es un mal. Para un político, puede ser una gran oportunidad. Así están las cosas, yo te necesito para llegar, a un lugar donde voy a buscar, una herramienta, para conseguir mi objetivo final.
Dicen que el estado es ineficiente, pero ¿qué es ser eficiente? Mi profesor me diría, es conseguir los objetivos, a mínimo costo y en el menor tiempo posible. En el estado, los mandos bajos, están sujeto a su estatuto, pero los mandos medios y altos, son puestos políticos. Es decir, que para saber si es o no eficiente, debería saber, primero, cuales son sus objetivos.
En esta mesa, ya somos cuatro jugadores, persiguiendo objetivos, los cuales pueden o no coincidir, jugando en un mismo mercado. Ahora aparece, la pata que me faltaba, perdonen mi ignorancia, pero ¿cómo se suman los puntos, para poder ganar, en este juego? No podemos empezar a jugar, si no tenemos las reglas, y la que más me interesa, es esa que dice, como se suman los puntos para poder ganar. ¿Quién determina, estas reglas? El estado, a través de sus instituciones. Lo que también sucede, es que a veces las reglas se determinan, a través de instrumentos excepcionales, y a veces la excepción se vuelve regla (decretos). Lo que también sucede, es que el político, revela la información, toma el instrumento, y nos dice cosas así, el estado soy yo.
El político, tiene el poder de determinar las reglas, al mismo tiempo, sabe que necesito una demanda, y le agradecería si esa demanda es estable. También sabe, que estoy dispuesto a pagar por ello. Si me interesa, un negocio con enormes estructuras, sabe que dispongo de mucho capital. Sabe que si e invertido 100, no me voy a retirar, si me piden 101. Hijo, nadie se pelea, con el dueño de la pelota. Así se instala la corrupción, y se hacen a un lado los negocios, para darle la bienvenida a los negociados. Ahora el juego, no es descubrir conocimiento, sino simplemente, sobrevivir.
Cuando hay tanta inestabilidad, cuando las variables son tan histéricas, nadie invierte en el largo plazo. Mucho menos se preocupa, en conocerla o descubrirla. La dama en cuestión, siempre puede decir, no quiero, y yo puedo vivir con ello, de hecho no me molesta, salgo de ese mercado y entro en otro, pero la histérica, es diferente. Entonces ¿Por qué salimos, con histéricas? Simple, como todo negocio, seguramente es rentable, o es muy linda, o no tengo a nadie más. Eso si, sí me llama salgo, de invertir en llamarla, ni hablemos, de invertir en conocerla, ni hablemos, de plantear nuevos proyectos, ni hablemos, de conquistarla, olvídate, ningún economista que se respete, invierte en un barril sin fondo. ¿Por qué? porque no me interesa, porque si me interesó, dejo de interesarme, o porque, no es lo que estoy buscando. Vamos entendiendo, porque a los empresarios, ni a las empresas, les interesa derramar conocimiento, ni cambiar a la otra parte.
Así están las cosas, un bicentenario, cambiando reglas, bastardeando instituciones, seguimos vivos, lo que habla del soporte de los argentinos, o de su conformidad. Seguimos vivos, lo que habla, de que hemos tenido que negociar, no tan solo con Dios, sino también con el diablo. Porque los buenos, también se casan, y hay un camino que es sólo de ida. Es la dama en cuestión, quien tiene que dar las señales, es decir, es la demanda quien tiene que cambiar, y lo tiene que demostrar, de manera fehaciente. Tiene que dejar en claro, si le interesa un proyecto a mi lado, o si sólo le interesa esta noche. Porque como empresario, se muy bien, para que tengo o no tengo dinero.
Esto explica, porque en nuestro país, han fallado los modelos, para desarrollar una industria, es que nadie invierte en histéricas, mucho menos en el largo plazo. Como en largo plazo, todos estamos muertos, en el corto, tengo que sobrevivir, y si histéricas, es lo que hay, habrá que negociar con ellas. La clave radica, en cuidar la liquidez (que no nos saque dinero), esperar la oportunidad, y si es posible, que la plata la ponga otro. Por eso nadie produce, todos quieren vender. Por eso, esperamos que la Sepyme, o el Fondo de Transformación, financien mi proyecto, y no hablo de los pequeños empresarios, sino de los otros “pequeños” empresarios, que piden 5 millones de dólares. Esto nos dice, porque economías como la nuestra, se encuentran endeudadas.
Como tengo que sobrevivir, y estoy rodeado de histéricas, si algo aprendí en la vida, es que los problemas de plata, no son un problema (no porque me sobre, sino porque enterré a 2 hermanos). Esto nos explica, porque tenemos la corrupción que tenemos, si hubiera podido sobornar a Dios, lo hubiera hecho. Por todo lo dicho, la clave para tener éxito, con las histéricas, pasa por el dinero, esto justifica, porque la economía Argentina, se maneja de contado, esto justifica, porque la liquidez, importa mucho, esto justifica, porque tenemos una economía cortoplazista, porque si hay algo que las histéricas, saben destruir, es la confianza.
No soy yo quien tiene que cambiarte, o derramar conocimiento, o hacerme bueno, eres tú, quien tiene que darme una señal, y si sos feliz, donde estas, no cuestiones mis métodos de sobrevivencia. Ni la empresa privada, es inteligente, ni el estado es estupido, simplemente, sobreviven a las condiciones de la demanda. Son millones de histéricas, las que tienen que decir, que quieren ser, o no ser, cuando sean grandes. Mientras sigan diciendo, que 200 años es poco tiempo, estaremos, cada día más lejos, de un país mejor.



PD: a los 16 te busqué, te descubrí, te encontré, a los 30, simplemente me canse. Tenes razón, soy egoísta, primero yo y después charlamos. Puedo vivir con incertidumbre (se que podemos morir), lo que me preocupa es la inestabilidad (me preocupa, ser hoy el mejor, y mañana una basura). Y si puedo saber, quien genera la inestabilidad, y si tienen nombre y apellido, y sino hay seguro contra esa inestabilidad, pero lo que si hay, es un sustituto perfecto, entonces, ya se de quien, no puedo dejar de ser amigo. ¿Por qué es tan difícil? Si es tan solo vivir.
Tenemos que dejar de pedir, para empezar a exigir, necesitamos reglas, necesitamos instituciones, el mundo sin reglas es el caos.
Un agradecimiento, a mi colega German Herrera de H y Asociados, por habernos brindado, su paper “Estado Bobo”.

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